A dos kilómetros del litoral, se encuentra el centro de la ciudad con edificios y calles llenas de encanto
De Xàbia es difícil no enamorarse. Sus playas, calas y miradores al mar la hacen única. Pero está la otra Xàbia, la de su casco histórico, que aún conserva su peculiar trazado medieval, un entramado de calles estrechas salpicadas de fachadas blancas, portales arqueados, ventanales góticos y enrejados de forja, todo ello rematado por la característica «piedra tosca» de la zona. Pasear por sus calles nos permite retroceder a tiempos pasados.
El casco histórico de Xàbia se encuentra alejado un par de kilómetros del litoral. Este hecho hay que fecharlo en uno de los momentos históricos que marcaron significativamente a la ciudad, los constantes ataques por parte de piratas y corsarios a las poblaciones costeras en el siglo XVI. Lo que provocó que los habitantes desalojaran sus casas en la costa y se adentraran 2 km tierra adentro y en una posición elevada facilitando así su defensa, donde construyeron las murallas para protegerse y que perdurarían hasta el 1877.
En nuestro recorrido por el casco antiguo de Xàbia, uno de los primero de los lugares que vemos es el edificio del Ayuntamiento, cuya construcción se remonta a la segunda mitad del siglo XVIII. Se encuentra frente a la fachada sur de la Iglesia-Fortaleza de San Bartolomé. Muy cerca del Ayuntamiento se encuentra el Museo Arqueológico y Etnográfico Soler Blasco, ubicado en la Casa-Palacio de Antoni Banyuls del siglo XVII.
La Iglesia-Fortaleza de San Bartolomé es Monumento Artístico Nacional desde el año 1931 y constituye el edificio más emblemático del casco antiguo de Xàbia.
Frente a la fachada norte de San Bartolomé está el Mercado de Abastos. De su interior destacan los bellos arcos apuntados que sostienen la cubierta del edificio.

Rincones con encanto. Xàbia vale la pena una visita más allá de sus playas y calas.
Desde el Mercado, por la calle Mare de Déu dels Àngels hacia una rotonda y, ya en esta, continuamos por el camino Canons, para llegar a la ermita del Santo Cristo del Calvario, que es del siglo XVIII y destaca la cúpula de teja azul vidriada. Desde aquí se puede ver otra de las ermita de Xábia, la de Santa Lucía, que está sobre un cerro al que se puede subir a través de una sencilla senda. Esta es una de las llamadas ermitas de Conquista, construida entre los siglos XV y XVI. Desde este ermita hay una increíble panorámica de Xàbia, con el cabo de San Antonio a la izquierda y el de San Martín a la derecha.
Tras visitar las dos ermitas vale la pena acercarse a conocer lo que es un riurau. Si bajamos por el camino de Santa Lucía y calle de Rafael Echagüe hacia el Parque Muntaner nos encontramos con el gran riurau d’Arnauda. Los riuraus son edificios porticados y ventilados, donde se guarecía la uva pasa por la noche o en días de lluvia, para evitar que se echaran a perder.
También quedan restos de la antigua muralla que se pueden contemplar en la calle Príncipe de Asturias. Entre los siglos XV y XVI se configuró el trazado y ampliación del recinto amurallado de Xàbia. La muralla fue derribada a finales del siglo XIX para facilitar la expansión de la villa.
Al final de la calle Príncipe de Asturias llegamos a la plaza del Convento, la cual constituye uno de los lugares más animados del núcleo urbano y donde encontramos el Convento de las Agustinas Descalzas.
El recorrido por el casco antiguo de Xàbia nos permitirá disfrutar de calles llenas de flores, edificios de la antigua burguesía local y rincones llenos de encanto.

Para pasear. El centro histórico de Xábia invita a pasear por sus calles llenas de historia.
Duanes de la Mar
No hay que dejar de ir hasta la otra Xàbia, la de la zona potuaria. El barrio de Duanes de la Mar. Los orígenes del puerto se remontan al siglo XV, pero es a mediados del XVI cuando adquiere cierta importancia, que irá acrecentándose en siglos posteriores, siendo en el siglo XIX cuando alcanza mayor éxito por la exportación de la pasa. Cuando este comercio entró en crisis, a finales del siglo, pasó a desarrollar una actividad meramente pesquera. Alrededor del puerto creció el barrio de fuerte carácter marinero con antiguas casitas de pescadores encaladas de planta baja y de calles estrechas.
El encanto de este barrio es realzado por la escultórica silueta de la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto, inaugurada en 1967, importante ejemplo de la arquitectura religiosa de vanguardia, que destaca por el atrevido diseño de sus líneas y la concepción del espacio.
Otro edificio a destacar en el puerto es la Casa del Cable (1860), del que sólo se conservan los pilares de la naia y que ha sido rehabilitada para sala de exposiciones.
Con los años, este barrio se ha ido desarrollando sin perder su encanto. En la actualidad, Duanes de la Mar es uno de los barrios más animados durante todo el año, con toda clase de tiendas y restaurantes.
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