La capital del Alto Vinalopó combina sus atractivos históricos con la buena gastronomía
Villena es un destino de interior que hay que incluir dentro de nuestros planes de escapadas. Tiene un inmenso patrimonio cultural listo para conocer y ser visitado. Entre sus principales atractivos está el imponente castillo de la Atalaya y el Tesoro de Villena. Un recorrido por la ciudad permitirá conocer lugares como las iglesias de Santiago y Santa María, el Teatro Chapí, el Museo del Festero o el Museo del Escultor Navarro Santafé, reconocido artista de obras animalísticas, tales como el «Oso y el Madroño» de la Puerta del Sol de Madrid.
Tampoco se puede dejar pasar la oportunidad de disfrutar de sus fiestas. En septiembre, Villena celebra los Moros y Cristianos, mientras que en marzo retrocede a la edad media con las Fiestas del Medievo, donde muchas parejas deciden casarse al puro estilo medieval. Además, en agosto Villena se convierte en la capital musical, gracias a los festivales Leyendas del Rock y el Rabolagartija, que atraen a miles de personas cada año.

Bodegas. El enoturismo cobra fuerza en Villena.
Si prefiere el buen vino y el buen comer, Villena también es un destino ideal para ello. La ciudad ofrece cuenta con varias bodegas en las que visitar sus instalaciones, viñedos y catar su vino. El turismo enológico ha cobrado fuerza en los últimos años y se complementa con la oferta gastronómica de los restaurantes de la localidad. Restaurantes, bodegas, alojamientos turísticos, museos, teatro y oficinas de turismo está adheridas a la Ruta del Vino de Alicante, lo que les ha permitido situarse como un destino enoturístico de interés.
El carácter fronterizo de Villena, entre la Meseta y el Mediterráneo, ha tenido su reflejo directo en la gastronomía local. Sus recetas están claramente influenciadas por la cocina mediterránea y la manchega. La huerta de Villena proporciona todo lo necesario para elaborar recetas sencillas pero exquisitas, con ingredientes de la tierra: zanahorias, espinacas,