Bañada por el río Millars, Vila-real exhibe al visitante los encantos de una ciudad moderna y avanzada que no pierde en ningún momento su esencia: la de un pueblo mediterráneo amante de sus tradiciones y orgullosa de su historia, de su patrimonio y de su cultura. Historia que vivirá el próximo año un hito, con la conmemoración del 750º aniversario de la fundación por parte del rey Jaume I en el año 1274.
El recorrido por sus calles arranca en la plaza porticada de la Vila, centro neurálgico del municipio que fue declarado monumento histórico-artístico en 1974 y que conserva el sabor medieval del origen fundacional de la ‘vila’. El corazón del antiguo recinto medieval amurallado, que todavía custodia la Torre Motxa, la única torre que queda en pie de la antigua muralla, protegida también como Bien de Interés Cultural.
Pero si por algo destaca Vila-real es por el rico patrimonio religioso que atesora y que ha hecho de la ciudad una referencia en el ámbito del turismo religioso nacional. De entre este rico patrimonio, resalta sobretodo la basílica de Sant Pasqual, patrón de la ciudad, de la diócesis y de los Congresos Eucarísticos Internacionales, un conjunto escultórico y arquitectónico que lleva el sello de del Hijo Predilecto de la ciudad Vicente Llorens Poy, en obras como su Real Capilla, que alberga el sepulcro y la antigua celda de San Pascual. El Museo del Pouet del Sant, con una importante colección de arte religioso, y el conjunto del campanario y carrillón, con la campana de volteo más grande del mundo, son otros de sus atractivos.
La iglesia arciprestal Mayor San Jaime, declarada BIC, es otra de las joyas. El convento del Carmen, la capilla del Santísimo Cristo del Hospital o el convento de los franciscanos son otras de las paradas obligadas. Recorrido que, tras arrancar en la basílica del patrón, San Pascual, culmina en la pequeña ermita que la ciudad dedica a su patrona, la Virgen de Gracia. La iglesia, de trazos barrocos, se enmarca en un paraje natural excepcional y de gran valor ecológico y sentimental para los vila-realenses, el Termet. Un paraje de pinedas y arbolado que cumplirá este año su centenario en el entorno los meandros del Millars en su camino al mar.
Zonas recreativas
Precisamente el Termet, con sus zonas recreativas, arbolado, una piscina olímpica y la playa del río -área acondicionada para el baño- es el lugar preferido por vila-realenses y visitantes para disfrutar del verano. Con este objetivo, la Concejalía de Cultura y Tradiciones promueve una amplia programación de actividades familiares, como baile, conciertos, actuaciones de circo o la tradicional confección del ‘fanalet’ a partir de sandías. También en el Termet, junto al ermitorio y la ‘coveta’ -el pequeño oratorio donde, según la leyenda, fue encontrada la imagen de la patrona de forma milagrosa-, abre las puertas el Museo Etnológico, que este año ofrece la posibilidad de adentrarse en la historia del yacimiento de Villa Filomena, origen prehistórico de la Vila-real moderna y avanzada de hoy.
Mas información en: www.vila-real.es.
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