Los últimos ocho años se han caracterizado en Nules por una apuesta decidida por la recuperación y puesta en valor de su patrimonio. El alcalde, David García, afirma al respecto que «es imprescindible preservar y recuperar el patrimonio local» y en esa línea se han realizado actuaciones importantes como la identificación, catalogación y recuperación de algunos de los vestigios de la guerra civil, la adquisición de los edificios que limitan con el Museu de Medallística Enrique Giner para posibilitar su ampliación o el inicio del proyecto de museización de un antigua almacén citrícola ubicado en la calle Sant Jaume.
Estos son algunos de los ejemplos más relevantes de un proyecto integral que pasa por sacar pecho de lo que la historia ha aportado a Nules. Bueno prueba de ello es la intención de «seguir excavando la villa romana del Benicató», indica García, uno de los yacimientos de esta época más importantes y que más información relevante han aportado a los investigadores.
El consistorio también pretende recuperar el refugio de la Guerra Civil que se sabe que existe bajo el Convento. En la misma línea de otras actuaciones, resulta casi inevitable que la localidad no aparte la mirada de los efectos de la contienda nacional, porque marcó el devenir del municipio de los años siguientes hasta llegar a ser lo que es hoy, un pueblo que renació de sus cenizas tras la devastación de los bombardeos que asolaron más del 80% de su casco urbano.
Y si de patrimonio se trata, otra de las metas que se esperan cubrir es la recuperación de las antiguas murallas, cuyo trazado –ahora en el subsuelo– está perfectamente documentado en los archivos históricos, lo que supone una gran ventaja a la hora de estudiarla.
El Ayuntamiento parte de la premisa de que lo que diferencia a unos pueblos de otros es su historia, su modo de tenerla en cuenta y de preservarla. Y el atractivo que diferencia a Nules de otros municipios de la provincia es, por un lado, su enclave geográfico, lo que lo convirtió en destino de los diferentes asentamientos humanos en la zona desde que se tiene conocimiento.
Uno podría pensar que un lugar que fue devastado por las bombas hace relativamente poco tiempo, algo más de 80 años, poco legado histórico le queda por mostrar, pero nada más lejos de la realidad. Un paseo por sus calles son testimonio del renacimiento y la supervivencia. Es el caso de la plaza Mayor, con sus dos edificios consistoriales y la iglesia parroquial de San Bartolomé y San Jaime, reconstruidas durante la posguerra. El mismo caso del emblemático y ya mencionado Convento, o las casas modernistas que se distribuyen por la Vila.
El trazado de la localidad responde también a esa herencia histórica pues la cuadrícula prácticamente perfecta del centro, contrasta con la distribución del resto de viales nacidos a su alrededor como consecuencia del imparable crecimiento, en buena medida propiciado por la riqueza que generó durante décadas la citricultura, en especial la reina de las clementinas, la clemenules, ahora en horas bajas. Aunque también en ese ámbito se están haciendo esfuerzos para contribuir a su renacimiento.
Si uno observara una vista aérea de Nules, podría distinguir a la perfección sus cúpulas, las que coronan edificios religiosos que tienen mucho que ver con ese devenir de los tiempos y que, de hecho, cuentan con una ruta específica, sobre la cual se puede encontrar información en el Oficina de Turismo, al igual que la ruta por la huella dejada por la casi omnipresente guerra civil, y lo es porque sus consecuencias siguen hoy en día presentes.
En definitiva, Nules es una oportunidad para entender.
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