L’Alt Maestrat Human Land presume de lugares de ensueño

Ares, Catí, Benassal, Albocàsser y Culla cuentan con cientos de vestigios atractivos del pasado

Paisajes de ensueño. Núcleos poblacionales llenos de recuerdos. Patrimonio templario y medieval. Enclaves de los primeros pobladores. Ares, Benassal, Catí, Culla y Albocàsser son los cinco municipios que integran el Alt Maestrat Human Land y que cuentan entre sus términos municipales con cientos de vestigios del pasado cercano y lejano.

Las pinturas rupestres de la Cova Remígia o el Cingle de la Mola Remígia de Ares del Maestrat, el Racó de Nando en Benassal o el Abric de Centelles en Albocàsser cuentan en su interior con cientos de escenas que representan la vida de aquellos primeros hombres y mujeres que hace miles de años habitaron estas tierras. Las pinturas rupestres, entre las que predominan las escenas de caza, están declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco.

Tampoco falta, como buen paisaje de interior, los espacios naturales. En Benassal se encuentra la microrreserva del Paraje Natural Municipal de El Rivet y el entorno de la Font d’En Segures, de donde nace la afamada agua. En Catí el entorno de l’Avellà, ya conocido por los árabes, es de visita obligada por sus zonas verdes, el manantial de agua o la Ermita de l’Avellà. Albocàsser es tierra de almendros, un paisaje que predomina, pero, además, se puede descansar del ajetreo de la ciudad en el Prat de Sant Pau, junto al ermitorio lleno de secretos que le da nombre. Culla cuenta con una extraordinaria carrasca, declarada árbol monumental, y con el Paraje Natural del Rio Molinell. Y en Ares, los robles inundan el Barranc dels Horts y vistas de ensueño son apreciadas desde el Paraje Natural Municipal La Mola d’Ares.

Leyendas e historia

Si aquello que busca el visitante son leyendas e historia, el Alt Maestrat Human Land las tiene a raudales. Culla, asentamiento musulmán hasta la reconquista, deslumbra con su exuberante Castillo. Benassal muestra la Torre de la Presó, el Forn de Dalt o el espacio dedicado a Carles Salvador y la antigua escuela rural. Albocàsser enseña sus antiguos lavaderos o la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Catí destaca por sus estrechas callejuelas que derivan en puntos como la Lonja o la Capilla de la Comunión, mientras que en Ares, bajo los porches, se descubren restos de la antigua lonja y no faltan las visitas al Ayuntamiento o la Iglesia Parroquial de la Asunción.

Así, Ares, Catí, Culla, Benassal y Albocàsser ofrecen al visitante al interior un sinfín de oportunidades lúdicas y culturales. Espacios donde descansar entre verdes árboles y olorosas flores, visitas al patrimonio prehistórico, medieval o de la Guerra Civil y mucho más.