Si hay un espacio natural emblemático en Vila-real es sin duda el paraje del Termet y Ermita de la Virgen de Gracia. Con sus más de 180.000 metros cuadrados de superficie, a orillas del río Mijares, en esta arboleda confluyen naturaleza, tradición, patrimonio, deporte y ocio. Unas características que la convierten en un espacio de gran atractivo no solo para los y las vila-realenses sino también para cualquier persona que desee disfrutar de la naturaleza a escasos metros de la ciudad.
El Termet, con sus zonas recreativas, arbolado, una piscina olímpica y la playa del río –área acondicionada para el baño en el Mijares– es el lugar preferido por vila-realenses y visitantes para disfrutar del verano. Con este objetivo, la Concejalía de Cultura y Tradiciones promueve una amplia programación de actividades familiares. También en el Termet, junto al ermitorio y la ‘coveta’ –el pequeño oratorio donde, según la leyenda, fue encontrada la imagen de la patrona, la Virgen de Gracia, de forma milagrosa–, abre las puertas el Museo Etnológico de Vila-real, que este año, además, ofrece visitas teatralizadas para hacer aún más atractiva la experiencia.
La riqueza natural del Termet reside sin duda en el paisaje que conforma el meandro del Mijares, donde se mezcla la vegetación de ribera con la mediterránea. No en vano, este entorno forma parte desde el año 2005 del Consorcio del Paisaje Protegido de la Desembocadura del Mijares, junto a los municipios de Almassora y Burriana, por los cuales discurre el río en 16 kilómetros de trazado hasta encontrarse con el mar.
La ruta botánica o las sendas habilitadas en los márgenes del Mijares son una excelente forma de conocer mejor la gran riqueza ambiental del Termet y del río, un entorno protegido como refugio de caza, Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), Lugar de Interés Comunitario (LIC) o el catálogo de zonas húmedas de la Comunitat Valenciana, además de su declaración como Paisaje Protegido por el Decreto 79/2005, de 15 de abril del Consell de la Generalitat.
Este 2024 es, además, un año significativo en la historia del paraje. El 6 de febrero de 1924, hace justo un siglo, la corporación municipal de la época aprobó la plantación de 3.000 pinos, multiplicando así el valor natural y el potencial de esta zona como área de recreo y esparcimiento para la población. Precisamente este año, el Ayuntamiento de Vila-real conmemoró este centenario con motivo del Día del Árbol poniendo en valor el gran pulmón verde del Termet.
En este lugar confluye la tradición de siglos –no hay que olvidar que los orígenes de la ermita de la patrona se remontan a 1577– y también la modernidad, pues en la actualidad no solo es escenario de actividades culturales sino también deportivas, gracias a la renovada piscina del Termet o el circuito de running que rodea el paraje.
El recinto se completa con el edificio del Albergue de la Mare de Déu de Gràcia, que se proyectó en 1930 como parte de un gran proyecto del arquitecto Eugenio Cendoya para urbanizar todo el paraje construyendo una ciudad-jardín. En la actualidad, se ultima la obra de rehabilitación y ampliación del albergue para optimizar los usos de este espacio, integrándolo en el entorno y respetando la singularidad arquitectónica del mismo.