Un paseo por las calles de Cabanes es sinónimo de un viaje al pasado. Un pasado en el que las doncellas y los caballeros eran los protagonistas de la historia. Y es que, su trazado urbano conserva diversos vestigios medievales que no dejan a nadie indiferente. Bajo la arcada de la calle San Mateo, donde se encontraba antaño la lonja, está la antigua prisión de hombres del siglo XV. El actual ayuntamiento, justo al lado, albergaba siglos atrás la prisión destinada a las mujeres. Paso a paso, el visitante se encuentra, por ejemplo, con un Torreón Vigía. El Portal del Sitjar, es uno de los cuatro grandes portales construidos en el siglo XIV, conservados hasta 1857 y que daban acceso a la antigua alquería. Del mismo modo, el Horno Gótico del siglo XIII está declarado Bien de Relevancia Local.
Cabanes es también naturaleza en estado puro. Enclavada entre los parques naturales del Prat de Cabanes-Torreblanca y el Desert de les Palmes, el visitante encuentra multitud de espacios únicos para practicar el senderismo o hacer rutas en bicicleta. Zonas de gran valor natural, pero también patrimonial y arqueológico, ya que entre los recorridos se encuentra la posibilidad de visitar espacios de civilizaciones pasadas como el Castillo de Miravet, el yacimiento romano del Mortórum, el Castillo de la Sufera o la Ermita de Les Santes.
Si la brisa marina es lo que el visitante prefiere, Cabanes constituye uno de los municipios costeros más singulares de la costa de Castellón. Sus playas poco masificadas son perfectas para el viajero que desea disfrutar del sol y el mar con total tranquilidad. Desde Torre la Sal, su núcleo costero, se puede emprender una ruta a pie o en bicicleta que conecta el poblado marítimo con las playas de la vecina localidad de Torreblanca. Con todo, Cabanes es historia, naturaleza, patrimonio, cultura y Mediterráneo.
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